A falta de otra entrega cinematográfica y una serie de televisión, ‘John Wick 3: Parabellum’ es, de momento, la última película del héroe encarnado por Keanu Reeves. Una película que seguramente los responsables de la primera parte nunca llegaron a pensar que existiría.
A fin de cuentas, ‘John Wick’ era un pequeño film de acción que fácilmente podría haber quedado sepultado por las películas de superhéroes u otro tipo de blockbusters con más medios. No fue el caso y su popularidad ha ido creciendo sin parar.
Una de las grandes claves para ello la tenemos en el propio personaje de John Wick, que se ha convertido en el gran héroe de la década. Creo que es justo decir que hay que remontarse hasta el Bryan Mills de ‘Venganza’ para encontrar al último que tuvo un impacto similar, pero eso fue ya en 2008. El personaje interpretado por Keanu Reeves no tiene a nadie que se le pueda comparar durante estos últimos años y ahora vamos a abordar cómo ha sido eso posible.
Las escenas de acción.
Menuda obviedad pensarán algunos, pero es que en Hollywood abundan demasiado las escenas de acción en las que se prescinde de una coreografía limpia para dar sensación de espectacularidad a través de múltiples cambios de plano. Eso es algo que la saga John Wick destierra por completo para mirar más al cine asiático a la hora de mostrarnos los enfrentamientos más físicos de nuestro protagonista.
Más letal que algunos de los psicópatas más renombrados del cine de terror y con una notable versatilidad para ejecutar a sus víctimas, John Wick también demuestra un control intachable de las armas de fuego. Las tres películas de la saga no rehuyen tampoco la sangre ni la contundencia a la hora de despachar a sus enemigos, elevando así la sensación de amenaza del personaje incluso por encima de la altura mítica a la que le ponen ya de entrada.
Y es que es muy fácil decir que se trata del mejor asesino, pero la cosa cambia cuando tienes que mostrar que realmente lo es. A veces puede llevar a algunos excesos -en el tramo final de la tercera entrega ya se sobran un poco siendo capaz de despachar a otros altamente preparados incluso cuando el agotamiento debería haber hecho más mella en él-. Baba Yaga se merece su fama y cada nueva película va dejándonos con la boca más abierta al ver de lo que es capaz. Y nos lo creemos.
El factor Keanu Reeves.
Keanu Reeves no ha demostrado ser especialmente expresivo a lo largo de su carrera, algo que se volvía en su contra en varias películas. No es el caso con la franquicia ‘John Wick’, ya que estamos ante un (anti)héroe más metódico que tiene que despachar a sus víctimas sin andarse con demasiados remilgos.
Esa faceta suya era lo que le definía de entrada, por eso también encaja de maravilla cuando se acuerda de su esposa muerta, no teniendo que transmitir tanto como esperaríamos en otro caso, por eso requiere menos esfuerzo para que nos lo creamos como gran motivación suya para seguir adelante.
Además, Reeves comparte con Tom Cruise algo esencial para conquistar al público pese a que ambos ya superan los 50 años: una credibilidad innegable en las escenas de acción. Ambos rondan ya la edad que tenía Liam Neeson cuando fue descubierto como héroe de acción en ‘Venganza’, pero en su caso todavía son convincentes como héroes algo más jóvenes capaces de hacer algo imposible para la mayoría de la población mundial.
El poder del boca a boca.
La tercera entrega de la franquicia es la más taquillera hasta ahora con unos 190 millones de dólares recaudados hasta ahora. Esa cifra todavía crecerá algo, pero su techo debería rondar los 250 millones. Una cifra llamativa pero tampoco tanto comparando con otras sagas actuales.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que los ingresos mundiales de la primera apenas llegaron a 88 millones y en algunos países como España ni siquiera llegó a verse en cines -fue directa al catálogo de Netflix en nuestro país-.
El primer salto en popularidad se produjo durante el recorrido doméstico de la primera entrega que permitió al público conocer al personaje. Ahí encontraban una historia de venganza peculiar en su premisa -el detalle del perro resulta esencial- y brutal en su ejecución.
Muchos la recomendaron y eso se repitió con una segunda entrega que amplió de forma notable la mitología de este universo, otra de las claves de que John Wick haya destacado por encima de muchos otros.
Una mitología en constante crecimiento.
La fuerza de los villanos suele ser esencial para que la aventura de cualquier héroe adquiera la fuerza necesaria, pero la franquicia John Wick ha encontrado la forma de no depender tanto de ello para que cada una de sus aventuras resulte memorable. La primera entrega dejaba con muchísimo curiosidad detrás de todo lo que había del Hotel Continental y la segunda ampliaba de forma notable la mitología alrededor del mismo, condición indispensable para justificar su propia existencia.
En ‘John Wick 3: Parabellum’ eso es algo que se lleva al extremo, volviendo en ocasiones sobre ideas ya planteadas en la segunda parte para acabar trasladándolo todo a un nivel global. Una suculenta solución para evitar caer en la repetición pero que lleva a la saga a un punto en el que resulta imposible concebir que puedan ir más allá de la ya confirmada cuarta entrega sin acabar traicionándose a sí misma.
La fórmula más es mejor no funciona siempre, pero por ahora ha servido para que John Wick tenga amenazas cada vez más grandes a las que ir haciendo frente. Eso enriquecía las ideas que trataba aunque luego su desarrollo a nivel puramente argumental no fuera siempre el deseado. Pero es que esos jugosos conceptos nunca han dejado de ser un pretexto para ver a Keanu Reeves repartiendo estopa como si no hubiera un mañana.
Fuente: Espinof
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